viernes, 29 de marzo de 2013

Kochi, día 2 (Kerala)

Día de turisteo. En Kochi conviven las tres religiones en armonía, cual Toledo medieval.
Así, que visitamos iglesias cristianas, una de ellas con la tumba de Vasco de Gama, dimos un paseo por el barrio musulmán, y por último, acudimos al barrio judío. En este último, tuvimos mala suerte, puesto que la sinagoga estaba cerrada.



Para ir de un sitio a otro, siempre íbamos andando, puesto que la ciudad era pequeña y así podíamos disfrutar de los encantos de las callejuelas, casas y barrios.
Lo que para nosotros era una comodidad, para los rickshaw era una ruina. Tal era su desesperación, que nos mendigaban y nos ofrecía tours de todo el día a precios irrisorios.

También visitamos un museo de historia en el que vimos unas ruinas en lo que parecía un garaje donde guardar tu BMW, y algunos palacios.




En uno de ellos, había una lista con normativas para entrar. Una de ellas, muy curiosa: las mujeres con el periodo no pueden entrar.



En esos días, Kochi estaba celebrando la Biennale. Se trataba de exposiciones de arte repartidas por diferentes zonas de la ciudad.



Una de ellas, estaba cerca de un "puerto" que resultó ser otra cosa.

Con su bendita inocencia, Juan decidió bañarse. Nadie se lo prohibió, nadie se lo desaconsejó.
Sin embargo, al salir, si que le comentaron que el "puerto" no era un puerto, sino un "vertedero" y que las aguas donde se había bañado eran tóxicas....Y es que ¡los ríos de gasolina y ratas en los que nos habíamos bañado no le eran suficientes y quería probar su resistencia a cualquier tipo de agua!
A día de hoy, sin tener en cuenta la tercera teta, no le ha sucedido nada.




Para despedir el día, acudimos al XL. Cenamos al lado de un par de borrachuzos que invitaron a Ruiz a acompañarlos.
Tras mucho insistir, Ruiz accedió, y ahí se pasó toda a noche conversando con los tipos y escuchando historias fantásticas. Recibió invitaciones de todo tipo: conoce a mi familia, ven a mi casa....todos sabéis cual es la siguiente proposición ¿verdad?
Muy jugones, se marcharon sin pagar y por suerte, nosotros no tuvimos que pagar su parte.



P.D: hemos descubierto que el 30% del alcohol consumido en India, se consume en Kerala. Conociendo a los amigotes de Ruiz, nos lo creemos.


Grabemos una porno en.......Kochi!!! (Kerala)

Llegamos a Kochi en bus. Realizamos varios transbordos, en autobuses que casi ni paran y te subes mientras están en movimiento con la ayuda de los simpáticos locales.



Llegamos al hotel y ya desde primera hora de la mañana, chute de sorpresa para levantar el ánimo: habíamos reservado 3 habitaciones, pero el dueño solo nos podía proporcionar 2, y además en otro edificio.

Renegociamos el precio y nos movimos a nuestras respectivas habitaciones donde nos proporcionaron una cama supletoria.
Todo hay que decirlo, el sitio donde nos acomodamos, estaba muy bien. Se trataba de un apartamento con baño en cada habitación.

Mientras estábamos en la sala de estar, vino el dueño para realizar el check-in. Sentados alrededor de la mesa, vimos que El, Jesus, nos miraba atentamente. Un enorme cuadro, anclado en un altar, daba un toque espiritual a la habitación.
Ante la pintoresca situación, Juan hizo la broma y dijo que se levantaría a maitines (si no sabes lo que es, busca en Google). 
Al dueño no le hizo mucha gracia y nos preguntó si creíamos.
Juan y Uriarte, pensaron en decirle que algo de fe si que tenían, pero Ainara fue tajante al dejarle claro de que ¡NO, ¡Qué NO creíamos!
Ante esa ofensa, el dueño, que se llamaba Antonio, nos replicó que así nos iba en Europa....que si tenemos una crisis y tal.....
¡El FMI volviéndose loco par arreglar la que se ha armado, y no se dan cuenta de que la solución está en la Diós!




Tras planear lo que íbamos a hacer, nos encaminamos hacia los primeros monumentos...pero en medio de la carretera, un motorista nos paró, y nos comentó que era de una productora de cine y que buscaba extras.
A cambio de nuestra participación, se ofreció a darnos de comer en un restaurante local. Decidimos aceptar la oferta....así, sin saber a dónde íbamos, ni de que trataba la película, ni nada....
Obviamente, nuestra imaginación (la de los hombres) comenzó a trabajar: vamos a grabar una PORNO. Todos dirigimos nuestras miradas Ainhoa: tan blanca y rubia.....demasiado exótica para ellos. Ella iba a ser la estrella de la película, la actriz principal.

Sentados en el restaurante, llegó otra blanca, solo que esta, tenía bastantes más telediarios que nosotros. Ella sería la Madame.


Nos subimos al coche todos juntos, 9 personas ni más ni menos...obviamente, no entrabamos. Cual contorsionistas, nos apretujados atrás, y Alejo se sentó en medio, sentado en los reposabrazos que estaban entre dos asientos. Increiblemente, logró echarse una siesta. 

El trayecto de 1h nos sirvió para ver lo feo que era Ernakulam. 

Al fin, llegamos al estudio, donde había más extras, todos indios. Pasaban olímpicamente de ellos, mientras a nosotros nos trataban como auténticos reyes: despojaron de sus asientos a unos cuantos trabajadores para dárnoslos a nosotros, nos dieron galletas para comer, y como no podía ser menos, un té para para acompañarlas.

Fijaos que va maquillada como un payaso


Llegó la hora de rodaje y nos hicieron sentarnos en unas gradas. Nos mezclaron con los indios, y lo único que tuvimos que hacer, fue sonreír y aplaudir. 5 minutillos, nada más.

Para el viaje de vuelta, nos dieron unas bolas de coco para comer...a algunos nos gustó, a otros no.

Ya de regreso en Fort Kochi, dimos un paseo por el puerto y vimos las redes chinas que eran curiosas y formaban un paisaje espléndido.


Recorrimos Pricess street viendo todas sus tienditas, y después fuimos en busca de un bar llamado XL para beber cerveza a precios económicos. Lamentablemente, era día festivo y estaba cerrada.
Con las primeras pinceladas de la ciudad, nos retiramos a casa del señor para descansar y madrugar al día siguiente.  

P.D: la peli se llama Ladies and Gentelmen, el director es famosete en Bollywood y el protagonista es actor y capitán de la armada.




miércoles, 20 de marzo de 2013

Alleppey (Kerala)

Llegamos a Alleppey, cruzamos el río que divide la ciudad y nos dirigimos al hotel caminando... no quisimos pagar un rickshaw puesto que creíamos que el hostal estaba cerca. Resultó que no estaba tan cerca, sobre todo si vas cargado con mochilas y no te ubicas... pero tampoco fue para tanto, teniendo en cuenta que realizamos el mismo trayecto a pata varias veces a lo largo del día por voluntad propia.



A mitad del trayecto de nuestra caminata, ¡oímos un rugido! ¿Un león, un tigre? ¡NO! Eran las tripas de Juan, que solicitaban a gritos una parada de emergencia... así que no le quedó otra que internarse en la jungla, para abonar las plantaciones de los campesinos.

El hostal muy chulo. Un buen jardín y una terracita para comer y desayunar. El dueño del hotel, era un joven de nuestra edad con mucha labia, que entre consejos y fantasías nos intentaba embaucar.

Acudimos al centro de la ciudad. La idea era evitar los backwaters en barca, puesto que no queríamos repetir el plan del día anterior. Pensamos que era mejore realizar una travesía en piragua así que nos pusimos en marcha con la idea de encontrar una agencia que nos proporcionase ese servicio.
Encontramos 2. En la primera nos dijeron que no existía opción para ese día y en la segunda, no tenían piraguas para todos...pero nos ofrecieron canoas en las que también podríamos remar.



Optamos por esa opción, pero reservamos las canoas para la tarde, ya que teníamos intención de ver algunos templos y monumentos de la ciudad.

El primer monumento que vimos fue el de la sirenita...playmate del año...menudos pezones! No acabamos de entender por que censuran las películas y no tapan a esta mujerzuela.



En cuanto terminamos de alegrar nuestra vista (los chicos), fuimos en busca de un par de templos.
Uno de ellos no lo encontramos, no pudimos dar con él, aunque dedujimos que podría ser uno que estaba cerrado y rodeado por comercios.
El segundo sí que estaba abierto, pero la verdad es que tampoco había mucho para ver.



La siguiente parada fue el  restaurante Taff, un pequeño recinto, cutre como él solo...un verdadero antro, pero todo hay que decirlo: limpio.
Comimos una buena ración de pollo y ternera biriyani y de postre unos ricos batidos. Todo ello barato barato. Los batidos 50cents y la comida, rondando el euro.
Debe ser que a esos precios tienen que vender mucho, porque antes de servirnos, ya nos querían echar. El camarero, muy "simpático" decidió que Uriarte no era digno de su respeto y le dejó sin cubiertos ni vaso.
Sin embargo, los indios si que recibían mejor trato de su parte...y así nos lo demostraban inflándose a comer. Los platos de arroz no paraban de salir, y ellos no paraban de engullir. Luego se caerán al rió y se ahogaran por el peso...como le pasó al lobo de aquella conocida fábula.



Salimos y nos dirigimos al embarcadero para  subirnos a las canoas. El paseo fue largo y agradable. Para hacerlo más ameno, ayudamos al capitán a remar, y cuando el sol sofocaba, decidimos bañarnos....y atentos que aquí viene la mejor anécdota del día:
Juan y Uriarte están en el agua disfrutando del frescor e invitan a los otros a unirse a ellos. Ruiz se anima, se quita la camiseta y sin pensarlo dos veces salta al agua. En cambio, en el agua le da por pensar....¿por qué me pesan tanto los pantalones? ¿Tal vez sea porque tengo el móvil? ¡BINGO!  ¡A tomar por culo el teléfono!



Seguimos nadando y remando y en el trayecto de vuelta a casa, Ruiz nos deleitó con otra sorpresa: ¡Mirad!
Una rata gigante, yacía flotando en el mar.



De regreso en el hostal, cenamos y fuimos a la cama, no sin antes intentar salvar el móvil con un secador y arroz. El secador lo teníamos, el arroz en cambio, no. Pero siendo la base alimenticia de este país, dimos por supuesto que en el hostal nos lo proporcionarían. Es por ello que se lo pedimos al mánager del hotel, ese joven con tanta imaginación...y su respuesta no nos defraudó: No, no tengo arroz, pero tampoco te serviría, porque para que absorba la humedad, el arroz tiene que estar cocido. Mejor me lo das a mí, que te lo dejo debajo de esta lámpara (desconocemos si era mágica).





Kottayam (Kerala)

Kottayam nos sorprende; si Kerala es comunista, Kottayam debe de ser una república independiente. Parece un pequeño Bangalore: mucho tráfico, lleno de tiendas, neónes, escaparates, polución...
Llegamos al hotel, el más caro del viaje (10€ la noche), y nos encontramos que en apariencia, este nada tenía que ver con los hostales en los que nos habíamos hospedado. Ante nosotros se erígía un gran edificio...sin embargo, todo era fachada, puesto que por dentro era bastante tétrico y estaba muy poco cuidado.
Siendo tarde y teniendo en cuenta nuestro cansancio, decidimos probar el restaurante del hotel. Un sitio lúgubre, dominado por un manto de oscuridad apenas contrarrestado por la tenue luz emitida por unas pocas lámparas situadas a nuestro alrededor.
No había nadie más en el restaurante. Nos sentamos en una mesa situada en un rincón, y ante tal imagen, costaba distinguir la realidad de la ficción puesto que sentíamos habernos sumergido en una película de mafiosos. Era una estampa digna de cualquier escena de El Padrino, o Los Soprano.....Al Capone, Toni Montana o Michael Corleone, se hubieran sentido orgullosos de nosotros.



El aire acondicionado estaba a tope....no nos gustó y pedimos que lo quitasen. Obedientes, así lo hicieron....y es que somos gente peligrosa, ¡no conviene enfadarnos!

Tal austera imagen, no nos creó grandes expectativas sobre lo que íbamos a comer, pero nos llevamos una gran sorpresa al comer deliciosos manjares en grandes cantidades. Descubrimos un plato que hizo nuestras bocas agua American Chop Suey.


Al día siguiente, madrugamos con la intención de descubrir los maravillosos backwaters. Cogimos un rickshaw para que nos llevase al "puerto" o embarcadero...los conductores dudaron un poco de a dónde llevarnos y al final nos condujeron a un hotel donde podíamos alquilar unas barcazas a precios desorbitados.
Rechazamos los servicios, y nos dirigimos a un pequeño embarcadero que avistamos en el trayecto.
Vimos que había 3 agencias de viaje, y preguntamos si existía la opción de coger un "houseboat", unas barcas, canoas...
Nos dijeron que era imposible por cuestiones de mareas y más tonterías que se iban inventando sobre la marcha, y lo peor de todo, que el único tour que te ofrecían, era ir a Allepey, nuestro destino para el día siguiente...
Decepcionados y desilusionados por el hecho de que íbamos a desperdiciar un día, empezamos a debatir la opción de ir a Allepey para aprovechar el día, aunque eso supusiera perder la noche de hotel ya pagada.

Pero entonces, apareció Chanquete, un viejete con aspecto de lunático que gesticulaba y reía sin parar.  
Se ofreció a hacernos un tour durante todo el día por un módico precio, y ante la ausencia de alternativas, aceptamos.



Desayunamos en un cuchitril y nos embarcamos expectantes de lo que depararían las próximas horas...y lo que depararon, fue magnífico, algo espectacular. Enrolarse en este barco fue una de las decisiones más acertadas de todo el viaje.



Sentados en la cubierta, disfrutamos de alucinantes paisajes:



diversas tonalidades de verdes,  diferentes especies de pájaros, pescadores en plena faena, casitas de colores a las dos orillas del río, mujeres circulando en canoas...


El sol pegaba que daba gusto, por lo que hicimos una paradita para bañarnos entre las colonias de nenúfares, los  mismos que unos minutos antes, nos habían impedido el paso, enredándose en el motor.



Chanquete, se puso un poco nervioso, y empezó a verlo negro...pero un superviviente como el, no tuvo la suficiente pericia para solventar el problema. ¡Marcha adelante, marcha atrás, al ritmo de la yenka!



Tras ese agradable chapuzón, acudimos a comer a una tasca camuflada entre casitas.




¡Por fin probamos el pescado! ¡Y no sabéis lo bien que entra! Además, si lo acompañas con una hoja bananera gigante llena de condimentos como arroz, salsas y demás....te encuentras ante un auténtico manjar!




Con la panza llena, volvimos a surcar los mares hasta llegar a Allepey. Dos cosas llamaron nuestra atención.
La primera, que la orilla del canal la estaban llenando de hoteles, pero milagrosamente respetando la naturaleza y reduciendo el impacto medio ambiental.

La segunda, que el mar estaba lleno de houseboats, ¡parecía el desembarco de Normandía!



Visto eso, regresamos a Kottayam, y nos dirigimos al Indian Coffee House, donde disfrutamos de ricos té(s) y cafés a precios irrisorios: 50 cents.
Juan quiso probar el helado, y pidió un ice cream ball. Lo que el desconocía era que iba a recibir exactamente eso: una pequeña pelota roja de plástico rellena de helado; todo ello patrocinado por Uncle John, a partir de ahora Tito John, el magnate de los dulces.....aunque más tarde descubrimos que posee un imperio que actualmente se está expandiendo: zapatos, paraguas...



De regreso al hotel, nos topamos con un festival de danza....todos los participantes eran travestis, y cada canción duraba alrededor de 15 minutos... por lo que vimos uno...¡y no más!



Antes de irnos a la cama, repetimos cena en el hotel. Esta vez, sí que había más comensales. Nos volvimos a acomodar en nuestro rincón y degustamos nuestros respectivos platos. En esta ocasión, tuvimos un añadido que nos acompañó durante toda la velada. Y es que parecía que estábamos en un estanque de ranas... eructo por aquí, eructo por allá... parece ser que es un gesto habitual, costumbre local (hoy es el día que lo comprobamos en las clases). No íbamos a ser menos que ellos, y Juan los retó dejando el listón muy alto. ¡Ni Pumba lo hubiera hecho mejor!

Y así terminó el día. Decidimos acostarnos puesto que íbamos a levantarnos a las 6 de la mañana para ir a Allepey.

jueves, 14 de marzo de 2013

Kumily (Kerala)

Lo primero que vimos fue esto:




El Rainbow Hostel, tenía una pinta de puticlub a más no poder. El manager del hotel, llamado Rafiki, nos dio a elegir entre dos cuartos; el primero completamente pintado de un precioso rosa y el otro, de un azul celeste. Obviamente escogimos el primero.

Todo hay que decirlo, los cuartos estaban muy bien: 2 baños, varios enchufes, televisión, jabonetas, toallas limpias...estaba todo adecuadamente preparado para que los antiguos marajás pudieran poner en práctica el "Libro Sagrado del Amor".

Hablamos con el gerente del hotel, para concertar las actividades del día siguiente. Nuestra idea era ir a la reserva natural de Periyar para avistar los tigres salvajes, y así se lo expusimos.
Su respuesta, fue clara y rotunda: NO se puede; está todo reservado y agotado. Solo os queda la opción de un viaje en barco, en el que también tenéis posibilidades de ver animales y después un masaje ayurvédico.

Entristecidos porque nuestros planes no se iban a cumplir, aceptamos con resignación lo que se nos ofrecía y acudimos a la azotea del hotel para cenar.
La cena no ayudó a mejorar la noche...la comida era escasa y no se trataba de ningún manjar...sin embargo, comerte unas patatas fritas naranjas, ¡anima a cualquiera!



A continuación, destrozados por el cansancio, nos dimos las buenas noches y nos quedamos roque...pero una gran sorpresa, nos esperaba...y es que a las 5 de la mañana el Mu'adhdin se encargó de despertarnos con sus llamadas al rezo y no nos dejo dormir durante las próximas 2 horas. ¡Esos son pulmones!

Aún así, decidimos encarar el día con actitud positiva, y después de un buen desayuno y de saludar a 300 periquitos que teníamos enjaulados delante del hotel, acudimos a la reserva para nuestro viaje en barco.
Cuando nos subimos al barco, una nueva sorpresa, y es que no sabíamos que estaba patrocinado por el IMSERSO.




 Nos sentamos en nuestros respectivos sitios, nos colocamos el chaleco salvavidas (no vaya a ser que al barco le pase lo mismo que al Concordia) y miramos a la cantidad de rostros blancos que teníamos a nuestro alrededor...los mismos que nos correspondían con su curiosidad:

- ¿De dónde sois?- nos preguntó una señora alemana
- De España
- Ah, y ¿de qué parte?
- Basque Country
- ¡Ah, entones sois terroristas!
- Exactamente, ¡así que tenga cuidado que la echamos por la borda!



El viaje, estuvo lleno de adrenalina para los octogenarios, porque lo que es para nosotros....poca emoción nos creó ver cuatro pájaros y un bisonte...



Aunque hemos de reconocer que disfrutamos del viajecito y descubrimos al fín a la imagen de la cerveza india más conocida: el Kingfisher.



A continuación, fuimos a relajarnos recibiendo el masaje...y ¿cómo describirlo?....Intimo, ¡si! ¡esa es la palabra!
Nos sentamos en la sala de recepción, esperando a que un hombre, para los hombres, y una mujer para las mujeres, nos invitase uno a uno a entrar a una habitación aparte.
Solos con el anfitrión, tuvimos que desnudarnos y proteger nuestras partes con un minúsculo taparrabos.
Nos indicaron que nos tumbásemos en una mesa de madera y tras rociarnos con aceite...empezó la función.
El masaje, era un "Completo" pero sin final feliz.
Manos férreas estrujaban todo nuestro cuerpo: primero la cabeza, luego la espalda, los pechos, las piernas y los glúteos....y es que cuando decimos todo el cuerpo, lo decimos literalmente: TODO
Esto produjo diversas sensaciones entre nosotros: algunos se reían, otros se relajaban; algunos sentían placer y en cambio a otros, les crecía la tensión mientras se posicionaban en estado de alerta.
2 manos por hombre...4 por mujer....Ainara y Ainhoa se ahogaban en un mar de sensaciones...¡demasiado roce y éxtasis en poco tiempo!

Nos dimos una ducha para quitarnos el aceite que chorreaba por nuestro cuerpo, comimos, compramos chocolate artesanal para el postre y cogimos el bus que nos llevaría a Kottayam.



¡4 horas de viaje espectacular!



 No se hizo largo, más bien diríamos corto, puesto que las vistas de las montañas y colinas, nos invitaban a perdernos entre sus frondosos bosques y matorrales, y los paisajes que se abrían ante nosotros, nos deslumbraban, metro a metro, kilometro a kilometo...








lunes, 11 de marzo de 2013

Munnar (Kerala)



Sábado 23, 22:00, un bonito viaje de 12 horas nos espera hacia Munnar para dar comienzo a unas vacaciones de 2 semanas que realizaremos por Kerala y luego Goa. Vamos en bus con literas y desconocemos si entraremos en ellas. Cogemos un rickshaw para llegar a la estación de buses, que resulta ser una calle sin asfaltar llena de arena. Pero el mismo viaje en rickshaw ya prometía, puesto que el conductor, con buena fe de atajar, decidió meterse por la autopista en sentido contrario.
Al fin llegamos sanos y salvos, y nos sentamos expectantes delante de una larga fila de buses que no estaban señalizados. Un hombre con un micrófono, se dedicaba a cantar los destinos.

Con un retraso de 20 minutos, el locutor nos informa de que nuestro bus ha llegado. Al entrar, nos recibe el Dimitri indio, para quien no lo conozca:  


Nos recibe bailando, gesticulando y hablando de una manera muy elocuente....y es que mezclar drogas nunca dio buen resultado.
Nos explica que se va a hacer rico en China vendiendo botes y nos da su teléfono por si tenemos algún problema político en la India; quizás así Juan pueda conseguir por fin los papeles del FRRO.
Ante la fiesta que pretendía montar, varios pasajeros, entre los que se encontraba una mujer, vinieron a quejarse, aunque él lo solucionó elegantemente, con un: No problem! y continuó con sus balbuceos y onomatopeyas, como si la cosa no fuera con él.
Cansados un poco ya, sobre todo de frase más repetida: “Actually India….aaa” Juan le lanzó una sutil indirecta: What is your bed?
Pero parece que no la cogió porque hizo falta repetírsela varias veces.

Medio durmiendo y dando botes gracias a los baches, llegamos a un pueblo que no era Munnar. Nos despertaron con los agradables gritos que indicaban que teníamos que cambiarnos de autobús si queríamos llegar nuestro destino. No habíamos contratado nada de eso, pero a estas alturas, cosas como estas ya no nos sorprenden.
Otras 3 horitas de viaje, pero esta vez al menos, nos pusieron una película en indio sobre un elefante asesino; muy interesante.

Llegamos al pueblo, primer vistazo chocante, puesto que vimos muchas banderas comunistas.




Nos informan de que nos alojaremos en una cabañita con muy buena pinta, perdida en medio de la jungla. Para llegar a ella, cogimos un bus urbano, una autentica montaña rusa…¿para qué quieres Dragon Kahn?
Se balanceaba de un lado para otro continuamente y no paraba de botar.



En cuanto vimos el que iba a ser nuestro hogar, nos quedamos boquiabiertos. Habitaciones sencillas pero muy bien cuidadas, terracita para relajarnos, unas vistas preciosas y un trato personal exquisito.




Como primera actividad, decidimos ir a andar en elefante. A pesar de ser algo simple, fue algo único...elefantástico!



Los jinetes de la parte trasera se llevaron algún que otro coletazo y algunos pudieron observar como el elefante defecaba enormes excrementos en forma de cocos.


Amor de Mammuth

Tras disfrutar de un columpio enorme, unas hamacas y una casa árbol, zumitos y sandwich vegetal para reponer fuerzas, que todavía no habíamos comido.




De vuelta en la cabaña, una buena ducha y hora de charla en la oscuridad porque había apagón.
Cenamos en compañía de un francés bohemio que disfrutaba de la tranquilidad de Munnar: paseito por la mañana y a dibujar comics por la tarde, que era su trabajo actual…”preocupau”.
¡Atentos que igual salimos en su próxima publicación!, ¡Si, como lo oís, vamos a ser la próximas competencia de Asterix y Obelix!

Al día siguiente, nos tocaba madrugón, a las 5 y pico ni más ni menos….pero a nadie le importó forzar y alargar la sobremesa puesto que mantuvimos una conversación interesante con el francés.
Discutimos sobre política, economía, juventud de hoy en día…y la conclusión que sacamos fue que había que quemar todos los bancos.
A pesar de que tenía buen criterio y buenas intenciones e ideas, algunas resultaban incoherentes. Por ejemplo, nos dijo que envidiaba el ritmo de vida de la India, y como ejemplo de ello, puso el tráfico en la India, donde nadie respeta nada y hace lo que quiere y por muy al límite que estén, de causar un accidente, no se enfadan y son felices…relax, flexibility …Sin embargo, se le olvidó comentar que para hacer 60km necesitas 4horas.

A la mañana siguiente, lo dicho, levantarse antes que el (Diego) gallo, y con un frio que pelaba nos dispusimos a hacer un poco de trecking….10 horitas…para entrar en calor!




En la excursión nos acompañaban, una pareja de alemanes, y un checo muy muy extraño.
También pudimos disfrutar de la compañía de “Trecking Dog” (para los de la LOGSE: perro que hace trecking).




En todo el recorrido, admiramos lindos paisajes, en su mayoría plantaciones de té, de un color verde radiante.




Cada 2x3 nos parábamos a escuchar las explicaciones sobre la flora de Munnar por parte de nuestro guía. En cuanto terminaba nos preguntaba si teníamos alguna duda. En un par de ocasiones le expusimos nuestras cuestiones, y el nos contestaba: “manzanas traigo”
Rápidamente se nos quitaron las ganas de preguntar más cosas.
En la cima de la montaña, descansamos y repusimos fuerzas con un opíparo desayuno compuesto de fruta, tostadas, huevos y té.



Aprovechamos este momento para conocernos un poco mejor todos…bueno TODOS,  NO, porque el checo quiso mantenerse al margen…se podría decir que el perro daba más conversación con él.
En cambio los alemanes eran muy majos.




Cuando nos dispusimos a bajar, otro par de turistas aparecieron acompañados de otro perro. Este último, viendo que con nosotros se lo iba a pasar mejor, decidió alejarse de sus antiguos dueños, y acompañarnos en nuestra travesía.



Emprendimos el descenso y en el camino de vuelta a casa, nos subimos a una casa-árbol, y disfrutamos de un pomelo gigante que el guía cogió del huerto de una aldeana.




Alrededor de las 15:30, llegamos al hostal con la intención de meternos una buena comilona, puesto que la cena del día anterior, había sido espectacular, y así fue, la comida tampoco defraudó.
Quedamos en compartir el jeep con los alemanes, para ahorrarnos unos chelines, así que tras reposar la comida y darnos una refrescante ducha, nos volvimos a juntar con ellos para dirigirnos a Kumily.
Obviamente, 9 personas (2 alemanes, el chofer y nosotros 6) más las mochilas, no entraban adecuadamente en el jeep. Con brazos y piernas fuera, y practicando el contorsionismo, partimos hacia nuestra meta.
Ainara disfrutó increíblemente del viaje. Iba al lado del conductor, con la palanca de cambios entre pierna y pierna y no se podía mover…que bien le vinieron esas clases de Kempo que recibió en su juventud…y así dos horas y media más tarde…llegamos al “Putetxe Mari”.