jueves, 14 de marzo de 2013

Kumily (Kerala)

Lo primero que vimos fue esto:




El Rainbow Hostel, tenía una pinta de puticlub a más no poder. El manager del hotel, llamado Rafiki, nos dio a elegir entre dos cuartos; el primero completamente pintado de un precioso rosa y el otro, de un azul celeste. Obviamente escogimos el primero.

Todo hay que decirlo, los cuartos estaban muy bien: 2 baños, varios enchufes, televisión, jabonetas, toallas limpias...estaba todo adecuadamente preparado para que los antiguos marajás pudieran poner en práctica el "Libro Sagrado del Amor".

Hablamos con el gerente del hotel, para concertar las actividades del día siguiente. Nuestra idea era ir a la reserva natural de Periyar para avistar los tigres salvajes, y así se lo expusimos.
Su respuesta, fue clara y rotunda: NO se puede; está todo reservado y agotado. Solo os queda la opción de un viaje en barco, en el que también tenéis posibilidades de ver animales y después un masaje ayurvédico.

Entristecidos porque nuestros planes no se iban a cumplir, aceptamos con resignación lo que se nos ofrecía y acudimos a la azotea del hotel para cenar.
La cena no ayudó a mejorar la noche...la comida era escasa y no se trataba de ningún manjar...sin embargo, comerte unas patatas fritas naranjas, ¡anima a cualquiera!



A continuación, destrozados por el cansancio, nos dimos las buenas noches y nos quedamos roque...pero una gran sorpresa, nos esperaba...y es que a las 5 de la mañana el Mu'adhdin se encargó de despertarnos con sus llamadas al rezo y no nos dejo dormir durante las próximas 2 horas. ¡Esos son pulmones!

Aún así, decidimos encarar el día con actitud positiva, y después de un buen desayuno y de saludar a 300 periquitos que teníamos enjaulados delante del hotel, acudimos a la reserva para nuestro viaje en barco.
Cuando nos subimos al barco, una nueva sorpresa, y es que no sabíamos que estaba patrocinado por el IMSERSO.




 Nos sentamos en nuestros respectivos sitios, nos colocamos el chaleco salvavidas (no vaya a ser que al barco le pase lo mismo que al Concordia) y miramos a la cantidad de rostros blancos que teníamos a nuestro alrededor...los mismos que nos correspondían con su curiosidad:

- ¿De dónde sois?- nos preguntó una señora alemana
- De España
- Ah, y ¿de qué parte?
- Basque Country
- ¡Ah, entones sois terroristas!
- Exactamente, ¡así que tenga cuidado que la echamos por la borda!



El viaje, estuvo lleno de adrenalina para los octogenarios, porque lo que es para nosotros....poca emoción nos creó ver cuatro pájaros y un bisonte...



Aunque hemos de reconocer que disfrutamos del viajecito y descubrimos al fín a la imagen de la cerveza india más conocida: el Kingfisher.



A continuación, fuimos a relajarnos recibiendo el masaje...y ¿cómo describirlo?....Intimo, ¡si! ¡esa es la palabra!
Nos sentamos en la sala de recepción, esperando a que un hombre, para los hombres, y una mujer para las mujeres, nos invitase uno a uno a entrar a una habitación aparte.
Solos con el anfitrión, tuvimos que desnudarnos y proteger nuestras partes con un minúsculo taparrabos.
Nos indicaron que nos tumbásemos en una mesa de madera y tras rociarnos con aceite...empezó la función.
El masaje, era un "Completo" pero sin final feliz.
Manos férreas estrujaban todo nuestro cuerpo: primero la cabeza, luego la espalda, los pechos, las piernas y los glúteos....y es que cuando decimos todo el cuerpo, lo decimos literalmente: TODO
Esto produjo diversas sensaciones entre nosotros: algunos se reían, otros se relajaban; algunos sentían placer y en cambio a otros, les crecía la tensión mientras se posicionaban en estado de alerta.
2 manos por hombre...4 por mujer....Ainara y Ainhoa se ahogaban en un mar de sensaciones...¡demasiado roce y éxtasis en poco tiempo!

Nos dimos una ducha para quitarnos el aceite que chorreaba por nuestro cuerpo, comimos, compramos chocolate artesanal para el postre y cogimos el bus que nos llevaría a Kottayam.



¡4 horas de viaje espectacular!



 No se hizo largo, más bien diríamos corto, puesto que las vistas de las montañas y colinas, nos invitaban a perdernos entre sus frondosos bosques y matorrales, y los paisajes que se abrían ante nosotros, nos deslumbraban, metro a metro, kilometro a kilometo...








1 comentario:

  1. Hola monines,(mejor,moninos y moninas,por lo de ilustrar el castellano según la corriente moderna)Veo que os lo estáis pasando como Dois(literal),y me alegro,que para eso habeis abandonado vuestro kuntryi,y habéis tenido que cruzar la mar océana,bueno,si no la mar océana,sí por lo menos un montón de campas,aunque sea volando.Tenéis razón en lo del hotel,parece más un puticlub que un putihotel.Si lo montan en la carretera Bilbao - Santander,a la altura más o menos de Castro,...a forrarse.A la vista de la foto se me ocurre una pregunta ,¿cuánto mide el pequeño del grupo?,porque por esas tierras,a la hora de ir a dormir,¡como no le estiren la cama y la manta! o ¿la solución es la de la foto de las zapatillas?.Otro tema,mira que la alemana preguntaros que de qué parte de España sois.Es que ¿no se nota o qué?.Vamos que la gente tiene poco ojo clínico.Buen monines(por englobar,)otro día más y mejor.Seguiremos vuestros susedidos.MichicayYo.

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