viernes, 18 de enero de 2013

"Imaginando" Bangalore


Domingo por la noche: nos comentan que un taxi iba a estar esperándonos a las 8:30 de la mañana para realizar un recorrido por la ciudad y que el pago correrá a nuestra cuenta.
¡Mira tu que gracia madrugar y encima pagar!

Dormimos inquietos....


Nos despertamos y nos preparamos para la clavada que pretenden meternos. Pero cuál es nuestra sorpresa cuando "Vinord", el chofer de la furgona roja que nos recogió en el aeropuerto, nos espera en la entrada del hotel.

Nos montamos esperanzados de ver algo diferente a los que nos ha enseñado Maddalen y conscientes de que es el último día libre antes de empezar las clases.



Primera parada: Bull Temple.
En los jardines que rodean el templo, vemos una vaca que tiene los cuernos y las pezuñas pintadas de rojo. Otra por el contrario, vestía globos y un bonito atuendo de colores en la cabeza. El día, promete.

Nos quitamos los zapatos para entrar dentro, y los dejamos a cargo de una anciana. 
El templo resulta ser una habitación en la que se encuentra una enorme estatua negra de un toro. Esta, también lleva collares de flores, y un monje se dedica a limpiarla con una esponja.
Para amenizar la visita, un hombre toca una especie de oboe, y lo hace realmente mal. Todos pensamos que el músico era bueno, pero que el instrumento fallaba. Alejo asegura que estaba desafinado.


Rodeamos la estatua, y a la altura de sus posaderas, una señora se abalanza sobre nosotros para que donemos algo al gran Bull. Nos quedaba algo de cambios...no hay problema.
Cuando terminamos el rodeo, otro hombre se nos acerca, y nos pinta en la frente un lunar a los hombres y una raya a las mujeres. Nos pide donación. No nos quedan cambios, pero le damos el billete más pequeño: 50 rupias.
Salimos del templo y nos calzamos. La anciana pide que le paguemos sus servicios de vigilancia. Seguimos sin cambios y no bamos a darle 100 rupias. Le comentamos nuestro problema a Vinord y este se echó una risas, como diciendo: ¡Vaya sablada que os quiere meter!
Nos coge las 100 rupias y vuelve con cambios.
Pues nada, partimos de este templo, despues de haber estado alrededor de 10 minutos y haber dejado 3 propinas.


Segunda parada: Templo ISKCON Hare Krishna.
Este templo es mucho más grande. En cuanto aparcamos, un segurata se acerca y nos pìde que nos descalcemos.No nos permiten hacer fotografías.
Entramamos en una sala en la que estaban rezando delante de unas figuras. Nos apartan a un lado como a los apestados, pero al poco tiempo un sacerdote con la cabeza rapada pero con un mantó de pelo a modo de coleta, nos inicia en el mundo Hare Krishna. Tras decir nuestros nombres, ponemos las manos encima de un cuenco con flores y rezamos cuatro palabras. 
Nos colocan delante de las figuras y nos disponemos a rezar. Repetimos las palabras del mantra, mientras aplaudimos enérgicamente.
Tras este pequeño concierto, nos lavamos la cara con fuego, nos bendecimos con agua sagrada (Alejo se la bebió), nos regalaron unas flores y una bolsa con ¿coco? y salimos del templo para disfrutar de un arroz por cortesía de los monjes. Los primeros indios se nos acercan, para pedirnos una fotografía con ellos.


Siguiente parada: Cubbon Park
Un simple parque sin ninguna particularidad, pero muy bonito y tranquilo. Gozamos de un agradable paseo.
El parque estaba atestado de palomas, y pasó lo que tenía que pasar: una se cago a gusto en Alejo. 



Cuarta parada: Karnataka Gout museum & Venkatappa Art Gallery y Visweswara museum.
Museo de Historia: no hay ninguna aclaración, es más, algunas etiquetas que hacen referencia a los objetos que se muestran, llevan interrogantes, es decir, ni ellos saben muy bien qué es.

Museo de tecnología: no nos atrae mucho. Damos una vueltilla y observamos un circuito que nos recuerda a los canicódromos de nuestra infancia. 
Lo demás nos resulta infantil, aunque tal vez sea que nos faltan conocimientos de "ingeniería".



Próxima parada: Palacio de Tipu:
Una enorme casa de madera y con estética musulmana.
Los jardines tenían un templo bastante bonito y grande al que no se podía acceder. También nos encontramos a un navarro bastante sosete que andaba un poco perdido.  Poco más.



Última parada: Jardín Botánico
Enorme parque en el que no pudimos disfrutar de mucha variedad floral ya que los jardines más bonitos estaban cerrados. Aún así, pudimos disfrutar de hermosos paisajes y tranquilidad.
Ejemplo de ello fue un lago rodeado de palmeras. Lástima que el agua estuviera contaminada.
Durante nuestro paseo, nos pidieron muchas fotos. De hecho una familia entera, abordó a Ainhoa, aprovechándose del bebé, para sacarse una foto con ella.
Decidimos bautizar el parque, como "El parque de los Pecadores" puesto que había un montón de jóvenes flirteando. Y entre pecado y pecado, cuál fue nuestra sorpresa, cuando gracias al potente zoom de la cámara de Ainara, divisamos a un hombre masturbándose en la lejanía. Ahí queda eso.










Para terminar el día, revuelto de patata y cañas de azúcar que nos trajo Sam.




  




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