jueves, 20 de junio de 2013

Jodhpur



Llegamos a Jodhpur al medio día. 


 Decidimos comer en la terraza del hotel, ya que los precios eran económicos, nos era muy cómodo y la carta tenía buena pinta.
La espera se hizo larga, pero al menos, la comida estuvo bien. Uno de los managers, se fijó en el vestido que Ainhoa compró en Desigual, puesto que esas telas habían salido de su fábrica.
Comprobamos la etiqueta, y efectivamente, estaba hecho en India.
Salimos a dar una vuelta, con intención de ver la Clock Tower y el bazaar, pero un indio nos pilló por banda.

Se nos acercó con la coña de “Hey man, nice moustache”, refiriéndose a Freddy Ruiz Mercury. Comenzamos con la conversación trivial que tanto les gusta: ¿De dónde sois? ¿Qué hacéis aquí? Etc..
También nos empezó a informar sobre las cosas que podíamos ver, sabía de la Lonely Planet y nos enseñó referencias de los sitios que nombraba. Entre ellos, la tienda de telas de Alí Baba y la tienda de especias del estado.


Nos dijo que el mismo tenía una tienda, una especie de estanco, y que en caso de cualquier problema, contactásemos con él. Nos pareció un tipo majo y cuando decidió acompañarnos, no opusimos resistencia. Pero sus intenciones era muy diferentes a la de ayudarnos. Nos llevó directamente a la tienda Alí Babá y hasta nos sentimos presionados para verla. Al final, como borregos, aceptamos y subimos por las 4-5 plantas que tenía.
Sin embargo, fue un acierto, porque hoy es el día que nos reímos con el show que nos dieron ahí.
Primero, nos explicaron la importancia de la empresa, nos dijeron que hacían negocios en Barcelona, Madrid y Málaga y por lo tanto dominaban bastante bien el castellano. Y fue entonces cuando comenzó ¡l’espectacle!
Tras enseñarnos unos edredones comenzaron a sacarnos mantas y telas que servían para: una “Cama”, para una “Soufa”, para una “Table”.
Luego se las ponían sobre los hombros y decían que eran muy cálidas: cuando vas al restaurante…mmmmmm….que bueno!!!
Todos estos comentarios, acompañados de mímicas. Fue como ir al circo.
Al salir de la tienda, dimos una vuelta por las calles y cenamos en una terraza con muy buenas vistas al fuerte.

Al día siguiente, visitamos el fuerte. Una auténtica pasada. Hicimos todo el recorrido acompañados de un audio-guía, y un calor abrasante que asfixiaba y reducía nuestro nivel de energía a 0.
Desde lo más alto del palacio del fuerte, comprendimos por qué llaman a Jodhpur la ciudad azul.


A la salida, visitamos un pequeño palacio de mármol blanco que se encontraba al lado del fuerte, bonito aunque con nada en especial.

Por último nos acercamos al palacio del Marajá, que hoy en día está dividido en 2 partes: una residencia del Marajá y otra reservada como hotel.
Solo nos interesaba ver los cochazos que tenía el gobernante, puesto que habíamos oído que el museo no merecía la pena. Lamentablemente, no tuvimos en cuenta que una enorme muralla, rodeaba el recinto y a pesar de andar y rodearla, no pudimos ver nada.
La tarde y la noche, la pasamos en la terraza tranquilitos, con vistas al fuerte.



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